jueves, 30 de agosto de 2012

Acto por el sesquicentenario de la Batalla de Guayaquil

Dos actos, uno en Guayaquil y otro en Quito, se organizaron para conmemorar el sesquicentenario de la Batalla de Guayaquil. La SEHE los ideó y organizó. En el acto efectuado en la ciudad de Guayaquil participaron, entre otros, André Santos Espinoza y Alexander Santana Chiriboga, miembros de la SEHE residentes en tal ciudad. Éste acto se llevó a cabo en el salón «Pedro Carbo» de la Biblioteca Municipal de Guayaquil el día 23 de septiembre de 2010. Ese mismo día el diario «El Universo» publicó en la sección «Arte y cultura» el siguiente artículo relacionado con el acto y la Batalla de Guayaquil.

Se recuerdan 150 años de Batalla de Guayaquil. [1]

Hoy se realizan actividades para conmemorar el sesquicentenario de la Batalla de Guayaquil, que aconteció en los alrededores de la ciudad y las pampas, donde es la Plaza la Victoria, y que evitó la desintegración del país, que tenía muchos problemas políticos. La cita se cumple, a partir de las 18:00, en el Salón Pedro Carbo de la Biblioteca Municipal, en 10 de Agosto entre Chile y Pedro Carbo.

En esta jornada gratuita se ofrecerán las conferencias: ‘Antecedentes de la Batalla de Guayaquil’, dirigida por el historiador Melvin Hoyos; ‘García Moreno y la reunificación del Ecuador’, por Magno Marriot; y ‘Revisión bibliográfica y hemerotética de la Batalla de Guayaquil’, a cargo de André Santos y Alexander Santana. Este programa es organizado por el Capítulo Guayaquil de la Academia Nacional de Historia, el Municipio y la Sociedad de Estudios Históricos del Ecuador.

Del mismo modo, en el suplemento «larevista» del diario guayaquileño en cuestión se publicó un artículo titulado «Gabriel García Moreno: Una visión transformadora» el 10 de octubre de 2010. En éste Freddy Avilés, su autor, resume brevemente los antecedentes de la Batalla y sintetisa  el modelo garciano y los avances que consiguió el Dr. García Moreno en sus presidencias. Este artículo se publicó posteriormente al acto del 23 de septiembre y como consecuencia de éste.

Gabriel García Moreno

Una visión transformadora [2]

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Fue una de las figuras más polémicas en los albores de la república ecuatoriana y artífice de la Batalla de Guayaquil. Su obra es motivo de revisiones a cargo de historiadores de diferentes tendencias políticas.

Con motivo de celebrarse los 150 años de la Batalla de Guayaquil, combate librado entre las tropas comandadas por Gabriel García Moreno y Juan José Flores contra las tropas golpistas del general Guillermo Franco y que evitó la disolución del país, la Academia Nacional de Historia, capítulo Guayaquil, el Municipio de Guayaquil y la Sociedad de Estudios Históricos del Ecuador organizaron un ciclo de conferencias sobre tan importante acontecimiento histórico.

Antecedentes
¿Qué llevó al Ecuador a que estuviera a punto de caer al abismo? Debemos remontarnos años atrás, cuando nuestro país se convirtió en república luego de separarse de la Gran Colombia en 1830. El panorama era desolador; en la economía, el desangre de largos años de guerra había dejado graves secuelas.

El poder económico de los latifundistas serranos basado en una agricultura de rezagos feudales y una industria textil debilitada ante la competencia extranjera estaba en decadencia, a diferencia de una burguesía costeña que a pesar de la crisis mantenía una agricultura dinámica orientada a la exportación cacaotera, pero en el plano político esta situación no se traducía de igual forma.

Las élites de la Sierra mantenían el control del Estado gracias a su alianza con el militarismo extranjero encarnado en el general Juan José Flores, que se convertiría en el primer presidente del naciente Estado ecuatoriano, poder que lo mantendría férreamente controlado durante 15 años (1830-1845).

La pugna económico-política
Las diferencias en el plano económico se proyectaron al político provocando graves conflictos. Es importante mencionar el paréntesis reformista de Vicente Rocafuerte (1835-1839) que solo pudo darse cuando los sectores en pugna tuvieron que transar para evitar una posible disolución del territorio durante la guerra civil de 1834 y en la que el país tuvo dos gobiernos paralelos, uno en la Sierra con José Félix Valdiviezo y el de la Costa con Rocafuerte.

Para capear la crisis se da el pacto entre Rocafuerte y Flores, que permitió la pacificación del país con la derrota de las fuerzas de Valdiviezo en la batalla de Miñarica (1835) y la aceptación de Flores a dejar el poder en beneficio del líder guayaquileño.

El modelo floreano sería definitivamente derrotado con la Revolución Marcista de 1845, en la que sectores civilistas y de la burguesía costeña extirparon definitivamente al militarismo extranjero. Pero producto de este movimiento transformador en el que se intentó articular un proyecto político de carácter nacionalista surgen las raíces del militarismo criollo, encarnado en las figuras de los generales José María Urvina y Francisco Robles.

En el gobierno de Urvina (1851-1856) se intentó implementar un programa de reformas asentadas en algunas aspiraciones populares, especialmente con base en los esclavos manumitidos (1851); su sucesor, el general Robles, trataría de continuar con esa línea de gobierno, lo que llevaría a que los sectores conservadores aliados de los terratenientes les declararan una oposición encarnizada.

Oposición que sería dirigida por un Congreso beligerante encabezado por el legislador Gabriel García Moreno, que desconocería al gobierno nacional, ocurriendo un vacío de poder que llevaría al Perú a invadir el país y ocupar Guayaquil (1859).

Para complicar las cosas se erigen cuatro gobiernos distintos lo que aumentaría el caos: un gobierno provisorio en Quito encabezado por García Moreno, uno en Cuenca dirigido por Jerónimo Carrión, otro de tipo federal en Loja con Manuel Carrión y en Guayaquil se declara jefe supremo el general Guillermo Franco, quien no vaciló en firmar un tratado con Perú, el de Mapasingue (25 de enero de 1860), que fue desconocido por haberse firmado por un gobierno que no representaba a nadie.

Es de ese tratado del que se vale García Moreno para unificar en torno a su figura la resistencia nacional, lo que lo llevó a formar una alianza con Juan José Flores (una vez más alianza de las élites costeñas y serranas) para iniciar una campaña para recuperar Guayaquil de las tropas de Franco y hacer retirar las fuerzas invasoras peruanas.

Consecuencias
La campaña de Guayaquil fue un éxito del brillante desempeño militar de Flores y de la energía incansable de García Moreno, la derrota franquista allanó el camino para la instauración del gobierno unipersonal y despótico de García Moreno.

Personaje polémico
Una de las figuras que mayor controversia genera en la historia del país es la de Gabriel García Moreno. Su paso por la presidencia de la república, su autoritarismo, su forma de hacer política han generado siempre polémica, distorsionando al personaje.

Es que el mandatario estuvo marcado como esos personajes de tragedia griega, fluctuando entre el odio y la adulación que sobre él han vertido sus detractores y admiradores, apartando todo análisis objetivo.

Los conservadores lo han enaltecido hasta la exageración, convirtiéndolo en un ser alejado de lo que realmente fue, en un personaje irreal, incluso caricaturesco, tanto que ciertos fanáticos quisieron llevarlo a los altares a fines de la década del treinta en el siglo XX.

En cambio, sus enemigos ideológicos, los liberales, el odio que sentían sirvió para exagerar su lado despótico, olvidando su excelente obra material, y producto de ese odio se escribieron decenas de libros, ensayos que no encontraban nada positivo de sus gobiernos, describiéndolo como un personaje lleno de odio patológico. Desde Montalvo, pasando por Roberto Andrade, y hasta historiadores tan serios como Alfredo Pareja Diezcanseco se dejaron arrastrar por ese prejuicio. No menciono la biografía escrita por Benjamín Carrión porque es una obra excesivamente subjetiva y plagada de hechos no corroborados.

Asombrosamente la reivindicación de la obra garciana ha venido de las antípodas ideológicas, la izquierda ecuatoriana, y algunos de sus integrantes han realizado investigaciones serias y han visto al hombre con sus contradicciones pero destacando sus aspectos positivos, tal es el caso de Pedro Saad y Enrique Ayala Mora.

¿Quién fue García Moreno?
Nació en Guayaquil en 1821, hijo de Gabriel García Gómez y de Mercedes Moreno; doctor en derecho, profesor universitario, periodista, legislador, presidente en dos ocasiones (1860-1865) (1869-1875) y cuando iba a ejercer su tercer periodo murió asesinado en Quito el 6 de agosto de 1875. La influencia de su personalidad abarcó quince años de vida republicana.

Proyecto garciano
El garcianismo fue el primer intento de unificar y modernizar las estructuras políticas y económicas del Ecuador, sustentándose en cuatro ejes: prosperidad económica, moralización pública, calidad educativa y modernización del Estado.

Mejoramiento económico
Insertar al Ecuador en la nueva dinámica económica capitalista mundial, consolidando un modelo de carácter oligárquico, fue el camino a seguir; incrementó las exportaciones, mejorando la recaudación de impuestos, centralizando el movimiento económico y dedicando parte importante del presupuesto en obras viales y en la educación.

Obra pública
Durante sus administraciones emprendió la construcción de una de las más ambiciosas redes viales del siglo XIX, además de edificios y puentes.

Se destacó la construcción del ferrocarril que uniría la Costa con la Sierra, partiendo desde Yaguachi y logrando construir 44 km. Esta obra sería su mayor obsesión pues, adelantándose a Alfaro, veía al ferrocarril como el instrumento idóneo para unir las dos regiones e integrarlas en un solo eje económico.

Donde también dejaría una huella profunda fue en la educación. Hizo una reforma gigantesca en este campo. Trajo decenas de profesores europeos, especialmente alemanes, italianos y franceses, y fundó la Escuela Politécnica (1869), elevando la calidad de la universidad ecuatoriana.

Creó escuelas para artesanos y para indígenas. Apasionado por las ciencias astronómicas construyó el Observatorio Astronómico de Quito, además de fundar el Conservatorio Nacional, por lo cual contrató a profesores europeos para la enseñanza de las bellas artes.

Para continuar su plan educativo se apoyó en la Iglesia católica, que sería el sostén ideológico de todo su gobierno. Con ella firmó un Concordato en 1862 en el que se le permitía el monopolio del sistema de enseñanza y de la vida espiritual del Ecuador.

Reforma política
El sistema político que García Moreno aplicó en el país fue una especie de híbrido: la unión de sectores modernizantes de la burguesía y de los gamonales de la Sierra, con una base ideológica clerical. Para realizarlo se recurrió al autoritarismo y a la represión contra los opositores al régimen (aplastamiento de levantamientos armados en 1864 y 1865, brutal represión del levantamiento indígena de Fernando Daquilema en 1872).

Para esto era necesaria la construcción de un Estado fuerte y centralizado, por eso se dictó una Constitución a la medida del gobernante, la de 1869, llamada Carta Negra, que daba al Presidente de la República poderes casi omnímodos, como un periodo de cinco años, reelección indefinida, facultad de elegir a jueces de la Corte de Justicia, y como requisito para ser ciudadano practicar la religión católica.
Es de mencionar que por su autoritarismo despótico muchas veces consideró que las leyes eran insuficientes para poder gobernar el Estado, por lo que no vaciló en pasar por encima de ellas para imponer su proyecto político.

Aun pasado tanto tiempo de su muerte, García Moreno sigue generando muchas polémicas sobre su legado, por lo que es necesario volver a revisar su vida y sus actuaciones, un trabajo pendiente para la nueva generación de historiadores.

Política internacional
Si en el campo de la obra pública y el impulso revolucionario al sistema educativo fueron unos de los aciertos más importantes de las administraciones de García Moreno, uno de los puntos débiles fue su política internacional, llevada de manera errática y sin ningún tipo de planificación.

Entre lo más criticado de su gestión estuvieron las famosas cartas al embajador francés Trinite (diciembre de 1859), en las que solicitaba a Francia que nos convirtiera en un protectorado. Esta propuesta fue atacada por sus adversarios políticos incluso después de su muerte, por lo que lo consideraron un traidor al país, término algo exagerado, pues es de comentar en su descargo que lo hizo en momentos en que Ecuador se hallaba sumido en una grave crisis política y Guayaquil estaba bloqueada por la escuadra del Perú, y también hay que considerar su admiración por ese país. Además, las absurdas guerras contra Colombia (1862-1863) que llevaron al país a sendas derrotas, incluso en la primera contienda fue tomado prisionero por el líder conservador Julio Arboleda después de vencer a las tropas ecuatorianas en Tulcán.

Y por último su actitud tímida, por no decir blanda, frente a la invasión de México por parte de Francia, España e Inglaterra, que pondrían como monarca a Maximiliano, generando una condena unánime por parte de la mayoría de países del continente.

“Pero en 1860 adviene un milagro, encarnado en un hombre que ha sido combatido despiadadamente, que ha sido calumniado por los apasionados de la historia, y que nosotros, revolucionarios del siglo XX, venimos a reivindicar como uno de los grandes constructores de nuestra nacionalidad. Este hombre calumniado y combatido es García Moreno...”.
Pedro Saad

“García Moreno  fue uno de los grandes personajes de nuestra historia; un hombre con una visión de estado notable, con un proyecto nacional claro, con la obra pública quizá mayor de nuestra historia”.
Enrique Ayala Mora

“Usted se ha manifestado excesivamente violento, señor García... El acierto esta en la moderación, y fuera de ella no hay felicidad de ninguna clase... Que el poder no lo empeore señor; llame usted a la razón en su socorro...”.
Juan Montalvo

Fuente: Historia del Ecuador, Salvat
Historia del Ecuador, Óscar Efren Reyes
Historia del Ecuador, Alfredo Pareja Diezcanseco
Revista de Historia Procesos, Número 29,  Primer semestre del 2009
Ecuador y la Guerra, Pedro Saad (1943)
Ensayos de Interpretación de la Historia del Ecuador. Varios autores, Corporación Editora Nacional

No solamente los medios impresos guayaquileños reaccionaron positivamente tras el acto del día 23 de septiembre. Del mismo modo, en la ciudad de Quito el diario «El Comercio» hizo eco de la Batalla y del acto el 18 de octubre de 2010. Sin embargo, el autor del artículo, Arq. Benjamín Rosales Valenzuela, miembro de la ANHE, olvidó mencionar la participación y organización de la SEHE, adjudicándosela erradamente a la Academia Nacional de Historia.

Batalla de Guayaquil [3]

El 24 de septiembre pasado fue el sesquicentenario de la batalla en que las fuerzas del ejército restaurador de la República tomaron Guayaquil luego de derrotar a las tropas del General Guillermo Franco. Este militar había usurpado el poder y para mantenerse en el, había firmado con el General Castilla, Presidente del Perú, el infame Tratado de Mapasingue, documento por el cual le cedía al vecino del sur todo nuestro territorio amazónico.

Ciertamente que la crisis generada por el bloqueo de la armada peruana a Guayaquil y todos los puertos ecuatorianos desde comienzos de 1858 fue una de las más graves que nuestro país haya sufrido. Muchos historiadores consideran que Ecuador estuvo a punto de desaparecer, había cuatro gobiernos antagónicos en el país: Guayaquil, Quito, Cuenca y Loja. Los presidentes colombiano y peruano, Tomás Cipriano Mosquera y Ramón Castilla planearon dividirse nuestro territorio entre los dos países. Solo la acción decidida de Gabriel García Moreno, quien no dudo en aliarse con su anterior enemigo, pero experimentado militar, el ex Presidente Juan José Flores, para organizar el ejército que venciera a tropas franquistas apoyadas por la armada peruana, restableciendo la unidad. Fue una etapa siniestra de nuestra historia, el propio García Moreno había conspirado unos meses antes con Ramón Castilla para derrocar al gobierno liberal del General Robles, y solo después, cuando fueron evidentes las intenciones depredadoras del presidente peruano, se volcó contra Castilla. Luego de la Batalla de Guayaquil se reunificó el Ecuador y comenzó una etapa de tres lustros de gobiernos civiles, terminando el período de casi 40 años, desde 1822, de gobiernos dirigidos principalmente por militares. Esta prevalencia de generales en el mando político fue común en esa época, en las cinco naciones liberadas por los ejércitos bolivarianos. Una práctica errada que implantó el Libertador, al preferir a sus compañeros de armas como gobernantes de los territorios liberadas del reino español.

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/columnistas/Batalla-Guayaquil_0_355764471.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com
Batalla de Guayaquil Tiempo de lectura: 2' 50'' No. de palabras: 456 Benjamín Rosales Valenzuela 00:00 Lunes 18/10/2010 El 24 de septiembre pasado fue el sesquicentenario de la batalla en que las fuerzas del ejército restaurador de la República tomaron Guayaquil luego de derrotar a las tropas del General Guillermo Franco. Este militar había usurpado el poder y para mantenerse en el, había firmado con el General Castilla, Presidente del Perú, el infame Tratado de Mapasingue, documento por el cual le cedía al vecino del sur todo nuestro territorio amazónico. Ciertamente que la crisis generada por el bloqueo de la armada peruana a Guayaquil y todos los puertos ecuatorianos desde comienzos de 1858 fue una de las más graves que nuestro país haya sufrido. Muchos historiadores consideran que Ecuador estuvo a punto de desaparecer, había cuatro gobiernos antagónicos en el país: Guayaquil, Quito, Cuenca y Loja. Los presidentes colombiano y peruano, Tomás Cipriano Mosquera y Ramón Castilla planearon dividirse nuestro territorio entre los dos países. Solo la acción decidida de Gabriel García Moreno, quien no dudo en aliarse con su anterior enemigo, pero experimentado militar, el ex Presidente Juan José Flores, para organizar el ejército que venciera a tropas franquistas apoyadas por la armada peruana, restableciendo la unidad. Fue una etapa siniestra de nuestra historia, el propio García Moreno había conspirado unos meses antes con Ramón Castilla para derrocar al gobierno liberal del General Robles, y solo después, cuando fueron evidentes las intenciones depredadoras del presidente peruano, se volcó contra Castilla. Luego de la Batalla de Guayaquil se reunificó el Ecuador y comenzó una etapa de tres lustros de gobiernos civiles, terminando el período de casi 40 años, desde 1822, de gobiernos dirigidos principalmente por militares. Esta prevalencia de generales en el mando político fue común en esa época, en las cinco naciones liberadas por los ejércitos bolivarianos. Una práctica errada que implantó el Libertador, al preferir a sus compañeros de armas como gobernantes de los territorios liberadas del reino español. A pesar de la importancia del evento histórico, los 150 años de la Batalla fueron poco recordados en Ecuador, la Academia Nacional de Historia realizó sendos actos en Quito y Guayaquil, y pocos diarios reseñaron la importancia de la fecha. La pasión política se traslada hasta a los hechos históricos, como García Moreno implantó el orden y la unidad nacional con mano dura, instituyó un sistema educativo exigente y dominado por la religión, sin duda cometiendo excesos que debemos juzgar considerando las circunstancias y prácticas de la época, muchos creen que no debemos celebrar los acontecimientos heroicos que el patriota conservador lideró. Sinrazones que en el siglo XXI debemos superar.

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Batalla de Guayaquil Tiempo de lectura: 2' 50'' No. de palabras: 456 Benjamín Rosales Valenzuela 00:00 Lunes 18/10/2010 El 24 de septiembre pasado fue el sesquicentenario de la batalla en que las fuerzas del ejército restaurador de la República tomaron Guayaquil luego de derrotar a las tropas del General Guillermo Franco. Este militar había usurpado el poder y para mantenerse en el, había firmado con el General Castilla, Presidente del Perú, el infame Tratado de Mapasingue, documento por el cual le cedía al vecino del sur todo nuestro territorio amazónico. Ciertamente que la crisis generada por el bloqueo de la armada peruana a Guayaquil y todos los puertos ecuatorianos desde comienzos de 1858 fue una de las más graves que nuestro país haya sufrido. Muchos historiadores consideran que Ecuador estuvo a punto de desaparecer, había cuatro gobiernos antagónicos en el país: Guayaquil, Quito, Cuenca y Loja. Los presidentes colombiano y peruano, Tomás Cipriano Mosquera y Ramón Castilla planearon dividirse nuestro territorio entre los dos países. Solo la acción decidida de Gabriel García Moreno, quien no dudo en aliarse con su anterior enemigo, pero experimentado militar, el ex Presidente Juan José Flores, para organizar el ejército que venciera a tropas franquistas apoyadas por la armada peruana, restableciendo la unidad. Fue una etapa siniestra de nuestra historia, el propio García Moreno había conspirado unos meses antes con Ramón Castilla para derrocar al gobierno liberal del General Robles, y solo después, cuando fueron evidentes las intenciones depredadoras del presidente peruano, se volcó contra Castilla. Luego de la Batalla de Guayaquil se reunificó el Ecuador y comenzó una etapa de tres lustros de gobiernos civiles, terminando el período de casi 40 años, desde 1822, de gobiernos dirigidos principalmente por militares. Esta prevalencia de generales en el mando político fue común en esa época, en las cinco naciones liberadas por los ejércitos bolivarianos. Una práctica errada que implantó el Libertador, al preferir a sus compañeros de armas como gobernantes de los territorios liberadas del reino español. A pesar de la importancia del evento histórico, los 150 años de la Batalla fueron poco recordados en Ecuador, la Academia Nacional de Historia realizó sendos actos en Quito y Guayaquil, y pocos diarios reseñaron la importancia de la fecha. La pasión política se traslada hasta a los hechos históricos, como García Moreno implantó el orden y la unidad nacional con mano dura, instituyó un sistema educativo exigente y dominado por la religión, sin duda cometiendo excesos que debemos juzgar considerando las circunstancias y prácticas de la época, muchos creen que no debemos celebrar los acontecimientos heroicos que el patriota conservador lideró. Sinrazones que en el siglo XXI debemos superar.

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A pesar de la importancia del evento histórico, los 150 años de la Batalla fueron poco recordados en Ecuador, la Academia Nacional de Historia realizó sendos actos en Quito y Guayaquil, y pocos diarios reseñaron la importancia de la fecha. La pasión política se traslada hasta a los hechos históricos, como García Moreno implantó el orden y la unidad nacional con mano dura, instituyó un sistema educativo exigente y dominado por la religión, sin duda cometiendo excesos que debemos juzgar considerando las circunstancias y prácticas de la época, muchos creen que no debemos celebrar los acontecimientos heroicos que el patriota conservador lideró. Sinrazones que en el siglo XXI debemos superar.

Los actos por el sesquicentenario de la Batalla de Guayaquil (24 de septiembre de 1860) fueron los primeros organizados por la SEHE. Éstos se organizaron exitosamente tanto en Quito como en Guayaquil. Fueron, así, el punto de partida de nuestra sociedad que ha continuado proliferando desde entonces.

Ahmed Deidán de la Torre, SEHE

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